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Conoce la historia de Carmelo Rodero Conoce la historia de Carmelo Rodero
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Conoce la historia de Carmelo Rodero

Conoce la historia de Carmelo Rodero

Carmelo Rodero se autodenomina “una persona normal que solo sabe trabajar”. La modestia es solo uno de sus atributos y hace que conocerlo y hablar con él sea una experiencia de vida. Todas las oportunidades son buenas para que nos cuente sus orígenes humildes y las ilusiones que lo llevaron a fundar la bodega que lleva su nombre y en donde su personalidad se refleja en cada uno de sus vinos: únicos y hechos para que lo disfruten los demás.


Sus inicios humildes

Es la cuarta generación de viticultores, sus abuelos ya producían vinos usando técnicas artesanales y fundaron una bodega cooperativa en Pedrosa de Duero, Ribera del Duero. Reconoce que desde muy joven le apasionaba el cultivo de la vid y la elaboración del vino que en su mayoría era de consumo propio, para autoabastecerse.

A los 10 años deja el colegio por voluntad propia y se dedica al trabajo de las fincas familiares que incluían, entre otras cosas, ganado y viñas. Contra la voluntad de su padre, compra a los 14 años maquinaría para empacar la paja necesaria para el alimento de los animales de la finca y comienza a prestar ese servicio a las fincas vecinas creando su primer negocio. A los 17, compra su segundo tractor y gana ese año más dinero que su padre en los últimos 10 años.


Los inicios de su propia bodega

En ese momento que se pudo dedicar al cultivo de la viña y la elaboración de vino, una de sus pasiones desde pequeño, una reconocida bodega compraba la mayor parte de las uvas que producía en sus viñedos, pero, en el año 1988, decide fundar su propia bodega.

Desarrolló un sistema único que permite combinar técnicas tradicionales de elaboración de vino con tecnología moderna que usa gravedad para extraer color y sabor de sus uvas tintas y producir los vinos concentrados y equilibrados que lo caracterizan.

Atribuye su éxito a su pasión por el trabajo, su ilusión, sentido común e imaginación que le han permitido convertir Bodegas Rodero en una de las empresas familiares con más hectáreas de viñedos en Ribera del Duero, apoyado por sus dos hijas y su esposa que trabajan activamente en la bodega.